Cuando empiezas a practicar yoga, sueles encontrar a mucha gente que tiene fuerza, pero no flexibilidad y, al contrario. Es mucho más común de lo que podemos pensar.

En yoga, fuerza y flexibilidad no pueden ir más unidos. No es posible trabajar uno sin trabajar el otro.

La belleza del yoga radica en la unión y en encontrar el equilibrio, en este caso, entre flexibilidad y fuerza.

 

Para iniciarte en la búsqueda del equilibrio empieza practicando la postura del árbol o vrksasana

 El equilibrio entre ambas será crucial para que puedas desarrollar la mayor parte de las posturas. Por ejemplo, para poder realizar la postura del flying warrior o guerrero volador si bien tienes flexibilidad para estirar la pierna, si te falta fuerza, no serás capaz de soportar el peso y la postura será insostenible.

flying warrior o guerrero volador

Pero cuidado, no se trata únicamente de cuánta fuerza tengas, sino de si sabes distribuirla.

El equilibrio hace la unión

Estirar ayuda a fortalecer ciertos músculos. Cuando activas tus bíceps, tus tríceps se aflojarán, cuando extiendas el brazo, los tríceps se tensarán…un reloj que funciona en perfecta sintonía.

Es un claro ejemplo de Yin y el Yang. La flexibilidad (yin), por su carácter pasivo, es una opción muy interesante para contrarrestar la práctica intensa de la fuerza (yang).

¿Cómo consigo ese equilibrio?

postura equilibrio sobre la cabeza o sirsasana

Fácil, practicando mucho. A medida que vas afianzando tu práctica y empezando a hacer posturas más exigentes aprenderás poco a poco a encontrar tu propio equilibrio y a usarlo de forma efectiva.