Ara Centro os propone este articulo para dar visibilidad y para que podamos entender la importancia que merece la salud mental.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud mental como un estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de enfermedad o dolencia. «La salud mental es, por tanto, la base para el bienestar y funcionamiento íntegro de la persona en todos los ámbitos de su vida, personal, social, laboral u ocupacional», afirma la neuropsicóloga Ana Gómez de Escauriaza, de la Clínica López Ibor.

¿De qué depende?

La salud mental depende de múltiples factores que interactúan como aspectos biológicos, psicológicos o sociales. «Desde factores congénitos, hereditarios hasta los acontecimientos vitales, las experiencias vividas o la red de soporte o apoyo de que se disponga», señala.

Otros factores que interfieren en el desarrollo de la salud mental son el nivel socioeconómico y el poder tener un acceso a la educación, cultura y acceso a determinados recursos.

¿Cómo influye nuestra infancia?

«El bebé al nacer necesita construir un vínculo con su cuidador y a partir de este desarrollar las experiencias de seguridad y autonomía que serán la base para el desarrollo de las estrategias para la gestión y regulación de emociones propias y de los demás», sostiene. «Cuando este vínculo tan especial no se desarrolla de manera sana, puede dar lugar a la aparición de alteraciones emocionales en la edad adulta, todas caracterizadas por un apego inseguro».

Este se puede dar en las relaciones afectivas entre los cuidadores principales a los niños en las que predominan actitudes de incongruencia, así como la ausencia o exceso de atención y afecto. En estos casos pueden favorecer el desarrollo de una estructura de apego menos adaptativa.

Todo ello puede desembocar en dificultades para regular las emociones. «Las dificultades en la regulación emocional pueden dar lugar, a su vez, al desarrollo de problemas de salud mental en la infancia, adolescencia, etapas adultas o vejez».

Por ello, la neuropsicóloga Ana Gómez recuerda que es importante atender a la salud mental en todas las etapas de nuestra vida.

¿Cuáles son las señales que nos indican que nuestra salud mental no es buena?

Es importante favorecer un estado de bienestar emocional, cognitivo y conductual en el que poder afrontar y sobrellevar los distintos acontecimientos vitales que sobrevengan sin que estas circunstancias, ni aspectos del pasado, interfieran en la calidad de nuestra vida.

«En el momento en que la experiencia de malestar es muy intensa, se prolonga en el tiempo e interfiere en el desempeño o funcionalidad de mi vida personal, social o laboral/ocupacional, debemos cuestionarnos si disponemos de buena salud mental», alerta.

Indica también que debemos responsabilizarnos en cuidar y atender nuestra salud mental sin caer en ‘patologizar’ o ‘psiquiatrizar’ nuestras emociones o situaciones de nuestra vida cotidiana. Así como recordar que es natural y adecuado experimentar emociones agradables y desagradables. «La sociedad hoy día, nos ha vendido una realidad en la que se huye del malestar y tan únicamente busca los estados de bienestar».

Pistas para sospechar que tu salud mental no es tan buena:

Tener una adecuada salud mental implica, entre otros aspectos, la capacidad de autorregulación emocional. De lo contrario, podemos pensar que quizá sería bueno pedir ayuda.

Algunos de los ejemplos podrían ser:

Una preocupación que nos ronda en la cabeza que no nos deja pensar en otra cosa, que nos afecta en la capacidad para concentrarnos y desempeñarnos en nuestro puesto de trabajo, que me impide tomar decisiones y enfrentarme a nuevas situaciones.

Mostrar estados de irritabilidad, tensión, nerviosismo que no somos capaces de controlar o gestionar y que nos hacen perder el control y los impulsos en los distintos ámbitos de nuestra vida.

Problemas para aceptarnos, baja autoestima, inseguridad y desagrado con nuestro cuerpo e imagen que se manifiesta con una relación poco sana con la ingesta alimentaria son algunos de los factores que nos pueden hacer sospechar de un problema de la conducta alimentaria.

Conductas de aislamiento, rechazo a participar de actividades sociales, abandono de aficiones o actividades que antes realizaba o disfrutaba.

Problemas para gestionar el malestar que nos lleva al consumo del alcohol u otras sustancias.

¿Qué debemos hacer?

En caso de sentirte en una situación como las descritas anteriormente, se debe acudir a un profesional. «Cuando este malestar persiste en el tiempo, es muy intenso y nos interfiere en la vida diaria, es importante recurrir a ayuda de profesionales como psiquiatras o psicólogos».

Una adecuada intervención temprana facilitará el desarrollo más adaptativo del problema, reduciendo las recaídas o manifestaciones más graves. «En ocasiones se necesita un enfoque multidisciplinar con especialistas en ámbitos diversos. La especialización es muy importante a la hora de abordar estas situaciones. Además, hay que perder el miedo o la vergüenza asociados a la creencia de que tener un problema de salud mental es de personas más débiles o frágiles», aconseja la neuropsicóloga de la Clínica López Ibor.

Normalizar y asistir nuestra salud mental en un momento dado nos dotará de recursos y estrategias para el resto de nuestra vida. Tenemos la responsabilidad de cuidar nuestra salud mental en lo cotidiano, para así poder tener mayor capacidad para enfrentarnos y desenvolvernos ante los estresores y malestar de la vida diaria.

POR NURIA SAFONT