Durante la adolescencia, los chavales se enfrentan a una etapa escolar decisiva con una alta responsabilidad, que en muchas ocasiones les supone un gran esfuerzo enfrentar. Por tanto, cuando se valora que su rendimiento académico no es el esperado es importante evaluar las posibles dificultades para así poner los medios y solucionarlos adecuadamente.
El fracaso escolar no es un problema sencillo y puede producirse por múltiples factores. Hay dos aspectos que suelen ser muy comunes en los adolescentes que suspenden: la falta de motivación y la falta de autoestima.
El hábito de estudio está directamente relacionado con el rendimiento escolar, si el adolescente tiene un buen hábito, siguiendo una metodología apropiada, es más fácil que el adolescente obtenga mejores resultados y que su motivación por el colegio y el estudio, aumente. También es importante recordar que el objetivo de sacar buenas notas es aprender y entender lo que ven en clase, no repetir de memoria conceptos que luego van a olvidar. Para obtener el máximo rendimiento al estudio es importante que el adolescente comprenda lo que está estudiando. Para ello hay que trabajar tanto en clase como en casa:
En clase se trabaja la mejora de atención y tomar apuntes de un modo eficiente.
En casa se trabaja la organización del tiempo y planificación del estudio, así como técnicas de estudio y memorización.
En la adolescencia, los grupos de amigos influyen mucho en el comportamiento del adolescente; con lo que en ocasiones puede ocurrir que el chaval no estudie lo que podría para que sus amigos no lo acusen de “empollón”. Igualmente, no hay que olvidar la propia idiosincrasia de la adolescencia: comenzar a tener pareja, más posibilidades de un ocio nuevo y atractivo, necesidad de experimentación, la importancia de los amigos… todo eso puede distraer de las obligaciones. Y no podemos omitir, la dificultad para calcular las consecuencias a futuro que padecen los adolescentes. Consecuencias que, los adultos ven claramente, son difícilmente procesables para los chavales de esta edad.
No podemos olvidar, además, que en muchos casos nos encontramos con chavales que cuentan con otros tipos de recursos muy útiles como son la inteligencia creativa o la inteligencia práctica, que no son del todo aplicables al sistema educativo actual. Es decir, chavales que les cuesta mucho estudiar algo teórico y plasmarlo en un examen, pueden contar con recursos muy útiles que no se ven reflejados en sacar buenas notas en la adolescencia pero que, en la vida adulta les aportará sin duda muchísimo éxito profesional. En estos casos es importante conocer muy bien las capacidades del adolescente y ajustar las expectativas en cada etapa vital.
Además, muchas veces el fracaso escolar está motivado por problemas en el estado de ánimo, como depresión, o ansiedad. Los adolescentes pueden sentirse incomprendidos por las personas de su entorno, y ver el futuro como algo negativo, lo cual los lleva a ser más propensos a tener un bajo estado de ánimo o ansiedad, dificultando que estudien.
Un proceso terapéutico es fundamental para tratar los problemas que están de base y que hacen que el adolescente no esté motivado para estudiar. En terapia se trabaja la autoestima, el desarrollo de la empatía, la mejora del entorno para que el adolescente se sienta seguro y comprendido, así como el logro de la motivación a través de metas a corto plazo, pequeñas y alcanzables.
Es importante tener en cuenta todos estos factores para ayudar a nuestros adolescentes a mejorar las notas, ya que su futuro estará influido en gran medida por las calificaciones que obtienen en esta etapa escolar. Por ello, la guía de un proceso terapéutico, el apoyo desde casa, así como la adquisición de unos hábitos de estudio positivos ayudan al adolescente a tener éxito en sus estudios.
En Ara Centro acompañamos a los jóvenes.
Nuestro equipo de profesionales están coordinados para trabajar en equipo con el único fin de apoyar tanto a ellos como a sus padres y obtener los mejores resultados.