Son numerosos los casos donde se pueden encontrar varios rasgos ligados a las dificultades en el aprendizaje. En estos casos no se presentan las condiciones fundamentales o bien no se cumplen todos los requisitos necesarios para poder identificarse como un trastorno, pero el déficit está ahí. Es como si fuéramos al médico con un buen catarro y nos comentan que tenemos algunos síntomas de gripe, pero al no tener fiebre, ni dolor de extremidades…etc no nos pueden tratar como griposos, pero el dolor y/o malestar está ahí (dolor de garganta, estornudos, mucosidad…). Desgraciadamente, podemos trasladar este ejemplo al ámbito educativo, en algunos centros educativos, se suele dar esta tónica.
Con bastante frecuencia observo que se repite un denominador común en casi todos los casos: la falta de atención. Se suele observar una serie de restricciones en este proceso cognitivo tan importante que a su vez “va de la mano” o está estrechamente relacionado con la memoria. De igual modo, también se puede comprobar las limitaciones o dificultades en las funciones ejecutivas de la metacognición, es decir, todas aquellas habilidades que nos vuelven competentes para organizar, planificar, secuenciar y poner en práctica o llevar a cabo una acción, facilitar una respuesta o dar ideas o soluciones ante algún problema planteado en situaciones novedosas, en diversos contextos o bien en circunstancias dispares. También forma parte de las funciones ejecutivas, la regulación de la conducta o pensamiento, es decir, la capacidad que tenemos para inhibir ciertos pensamientos, ideas y respuestas irrelevantes que podemos dar y ofrecer en algún momento determinado.
En todo proceso de enseñanza, estas habilidades son la base o el cimiento de cualquier aprendizaje ya que, si tenemos limitada nuestra capacidad para organizar, planificar y regular nuestra conducta y comportamiento, es de esperar que los posteriores procesos cognitivos que siguen a la atención no vayan a funcionar tan bien como debieran. Un gran ejemplo, lo tenemos en la resolución de problemas.
Normalmente, en las dificultades del aprendizaje, las Matemáticas se tornan no muy llevaderas ya que se carece de estas habilidades. Otro ejemplo: la lectura de un texto y tenemos que explicar y comprender lo leído, ahí “entran en juego” también estas competencias. De igual modo, elaborar una redacción dónde se defina bien su estructura y su contenido sea comprensible. Y así podemos exponer números ejemplos…
Sin duda alguna, el momento más reacio para estos niños que presentan dificultades en el aprendizaje son los exámenes. Generalmente, no cuentan con favorables estrategias de afrontamiento para sobrellevar la gran carga emocional que supone el gran esfuerzo que hacen día a día en el colegio. Suelen intentar, en la medida de lo posible, avanzar en su aprendizaje e ir consiguiendo logros, pero siempre respetando su propio ritmo. En algunos casos, se suelen sentir con baja autoestima, sin confianza para las tareas académicas y con escasa motivación de logro.
Por todo ello, es de crucial importancia trazar un plan de actuación psicopedagógica junto a la familia para que se sobrelleven de la mejor manera posible estos aspectos. Se debe trabajar cognitiva y conductualmente con estos niños para que vayan modificando sus esquemas de pensamiento y así puedan ir asimilando nuevos esquemas de conocimiento, se vayan conociendo a sí mismos (limitaciones vs capacidades), vayan aprendiendo nuevos procesos automatizados y acomodando nuevos patrones de comportamiento.
Desde Ara Centro nuestro equipo de Pedagogía Terapéutica, debe guiar al niño en su “carrera de fondo” en el ámbito académico, ayudándole a encontrar sus propios recursos y/o mecanismos para poder “salir al paso” y “vencer los obstáculos” que se vayan presentando durante el camino para poder “llegar a la meta”. Es muy importante que los padres vayan entiendo y comprendiendo cómo piensan, cómo actúan y cómo se sienten sus hijos.